Suena el despertador, te sientas en la cama con los ojos cerrados, al abrirlos ves...que inconscientemente has apagado la alarma varias veces.
Quedan solo 20 minutos para que llegues a coger el tren para ir a la universidad. Si no lo coges, ¡llegarás una hora tarde!. (Todos estos pensamientos pasan por tu cabeza mientras buscas unos pantalones, una camiseta y te pones los zapatos mientras vas andando hacia la puerta.) No te has puesto ni calcetines, pero no da tiempo a dar marcha atrás.
Coges la mochila que tenías preparada de anoche (menos mal que fuiste previsor y lo preparaste todo).
Corres con todas tus fuerzas hacia la estación. Cuando la ves a lo lejos, sacas del bolsillo de la mochila el bono viaje. ¡Menos mal que no tienes que pararte a comprar el billete!
Lo pasas corriendo por el torno y subes al tren, justo cuando entras, las puertas se cierran a tu espalda.
Parada a parada vas recuperando poco a poco el aliento y ves cómo se va bajando gente del tren. Tu parada se acerca. Coges tus cosas y te preparas para bajarte del tren. Te bajas en tu parada.
Que raro, no se ha bajado nadie más en tu parada. Te sientas a esperar en un banco a que llegue el tren que comunica con la universidad.
No llega ninguno.
- Ya debería haber llegado - murmuras mientras miras la hora en el reloj de la estación - ¿habrá huelga y no me he enterado?
Te das cuenta de que han pasado más de 40 minutos y no viene ningún tren.
- Voy a probar a preguntarle a alguien - le escribes un mensaje a un compañero.
Que raro, no contesta, será que está explicando el profesor y por eso no lo ha visto. Si le llamas puede ser que le echen de clase si no ha quitado el sonido.
¡Son casi las 10 y media ya! ¡Te has perdido una clase entera de dos horas!
- ¿Que teníamos a primera? ¿Había que entregar algún trabajo? ¿Qué día es hoy?
Y te das cuenta...
...
...hoy es...domingo.
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